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Gracias.


Vivimos muchos años juntos, tantos momentos, tantas oportunidades que dejé pasar para decirte todo lo bien que me hacías. Es difícil reconocer los errores propios o como siempre decías, hacer un examen de autocrítica. Y hoy, tras mucho tiempo de estar separados, quiero hacerlo, quiero que lo sepas de algún modo, que esto, es para ti, al hombre al que le fallé. Te fallé, tal vez de la forma más triste, porque con esos grandes errores que cometí contigo, me fallé; pero todo tuvo un motivo, no es una justificación, sólo una explicación de por qué se fue este gran amor que nos teníamos.



El tiempo que estuvimos juntos fue algo maravilloso, lo que compartimos, cada caricia, cada beso y todas esas citas, el cine, los libros, la música, la comida; eran parte de un gran todo el cual no supe sostener. Después de tanto dolor, me era difícil creer que no te ibas a ir al final, tal vez por eso me cerré, por eso moría de miedo de perderme en ti y que me lastimaras, como ya había pasado. Eso, corazón, no lo vamos a saber nunca.



Ahora sé que es muy tarde para reparar algo, el daño ya lo hice, las palabras que te lastimaron, nos destruimos, además, siempre hay quien se encarga de hacer más grande la herida y sé que ahora piensas lo peor de mí. Gracias a ellos, gracias a mí, sé que en el fondo sabes quién soy, que la verdad está en tu corazón y que a final de cuentas, lo malo y lo bueno en una relación es por causa de las dos partes, pero no estoy aquí para reproches, estoy aquí para decirte lo que nunca hice.



Te amé, tal vez de la forma más intensa y eso, no creo volverlo a sentir. Moría de ternura cada vez que te reías y se formaba en tu mejilla un pequeño agujero. Te admiro.



Amaba tus detalles, pero no por lo material, sino porque era la prueba tangible de que estaba en tu corazón. Cuando te vi por primera vez, sabía que serías importante. Sí, me veía contigo en una casa, con hijos y un perro. Después de que me dejaste sola llorando, aun después de eso, te seguía amando.



Y una cosa más, a veces te miro y me hace feliz verte sonreír e imaginarme tu expresión de alegría y ese agujero en tu mejilla.



Amor, sé que no lo hice bien, pero todo lo que vivimos lo repetiría porque aprendimos, porque a veces el dolor es la mayor lección. Yo no era para ti, ni tú para mí, pero nos amamos y por eso, valió la pena cada momento a tu lado. Gracias.


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